El agua es uno de los recursos más finitos y tal vez más indispensables, su utilización diaria y asidua repercute enormemente disminuyendo de forma sustancial el recurso natural, al punto tal que en pocos años su valor se incrementara enormemente ante su notoria escasez.
Es por ello que tomando en cuenta la gran cantidad de agua que mal gastamos en nuestro baño, tanto cuando nos afeitamos lavamos nuestras manos, nos bañamos o utilizamos el retrete, los diseñadores de interiores apuestan a un reciclaje interno del agua, cómo una medida de ahorro y amortización de la disposición funcional del nuevo mobiliario, además de tomar conciencia practica sobre la necesidad de conservación del vital elemento
Leroy Merlin es una de las marcas que mueve masas y gracias al revolucionado diseño se presenta cómo innovadora y increíblemente adaptable ya que sus líneas no representan un ataque directo a la estética tradicional de su baño, lográndose disponer de manera sencilla, W+W de Roca presenta algo más complejo que únicamente lavabos adaptados, ya que apuestan a la ingeniería hidráulica en la distribución del agua descarta mediante los diferentes procesos.
Pero si considera efectivo aunque excéntrico disponer de retrete y lavabo en una única pieza, le recomiendo el modelo presentado por Junio Yasumoto, Albán le Henry, Olivier Pigasse y Vincent Vandenbrouck, el cual trasciende todo lo que podría concebir cómo duchas de vanguardia, ya que la misma no solo recicla el agua sino que dispone de una cortina vegetal, lo que ara que se sienta en un bosque, mientras remplaza las tradicionales mamparas y cortinas por un verdefollaje natural, el cual se conserva mediante el agua y las condiciones térmicas que propicia su ducha.
Aquabox es otro novedoso diseño que ya comenté en una entrada de este blog; intenta distribuir el agua inteligentemente distribuyendo y reciclando de la manera más efectiva posible hasta 80 litros de agua, un volumen nada despreciable que evita las descargas extra del inodoro y por supuesto la gama increíble de litros que desperdiciamos al bañarnos.
Lo más trascendente de esta novedosa forma de ahorra agua es que nunca tomamos en real trascendencia la necesidad que este recurso nos genera en pocos años, y ante el aumento razonable del valor del mismo, las piezas prácticamente se pagan solas al denostar una reducción notable en la factura de consumo, partiendo de la base que simplemente al utilizar nuestro lavarropas vertimos a la cañería decenas de litros cúbicos al año.
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