El Mar de Aral, es realmente un lago de agua salada, que se sitúa en Uzbekistán.
Gracias a la Exposición: "Aral. El mar perdido" en la Roca Madrid Gallery, ya todos podemos saber un poco más de la abominable explotación a la que ha sido sometido.
Con una extensión de más de 64.00 km2, era el cuarto lago más grande del planeta. Zona de veraneo y rodeada de pueblos pesqueros se desarrollaba con naturalidad el proceso de vida animal, vegetal y era el sustento de millones de familias.
En la época soviética se quiso aprovechar para las plantaciones de algodón y exportarlas así a Rusia y a otros paises entre ellos, España.
En 40 años, ha ido retrayendo su orilla 80-90 cm cada año con las consecuencias físicas, sociales, ambientales y económicas que ello conlleva.
En esta exposición se relata en línea cronológica y conductiva este periodo.
Al acceder un vinilo de espejo nos recibe a modo de mar, de agua de brillo...
Se contrapone con la quilla de un barco en ocumen curvado con vinilos de fotografías del desierto actual, diferentes burbujas de metacrilato desarrollan los contenidos: historia, testimonios, cambios en las ciudades hasta abandonarse, el cementerio de barcos que ha dejado el retroceso, cambios en la alimentación... hasta dejar a la zona en convertida en un desierto, por la vegetación, o ausencia de ella típica de zonas de sequía y haciendo obligada la emigración de la población.
Una estructura de madera curvada (posiblemente ocumen), vinilos y 10 pantallas TFT protegidas con medias esferas de metacrilato sirven para explicar esta triste historia.
Al final de la exposición se proyecta un documental de 25 minutos rodado en el propio Aral.
Si no lo ves no lo crees... y para más inri, por supuesto las plantaciones de algodón ya nadie las quiere,pero siguen ahí con sus canalizaciones para poder transformar el mar en desierto.
La exposición consigue su objetivo, cuenta una historia y te hace salir con una sensación agridulce entre melacolía, nostalgia e impotencia.
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